En los últimos años he tenido la oportunidad de tratar diferentes personas que, en su momento, se vieron afectadas por esta enfermedad vírica. Por esa razón en este post, me gustaría hablar de la Poliomielitis y de cómo las técnicas de Activación Neuromuscular pueden ayudar a mejorar la calidad de vida de estas personas.
La poliomielitis o polio es una enfermedad viral contagiosa que, en su forma más grave, puede afectar a los nervios, causando parálisis severas totales o parciales, dificultad para respirar y en algunos casos incluso la muerte.
El virus entra en el SNC (Sistema Nervioso Central) y se replica en las neuronas motoras de la médula espinal, tronco cerebral o corteza motora, lo que provoca la destrucción selectiva de las neuronas motoras, que conducen a una parálisis temporal o permanente.
En España la polio afectó a la población infantil entre el 1956 y 1963 (en la actualidad se considera erradicada des de los ‘80) y aunque Jonas Salk (médico, investigador y virólogo estadounidense) ya había descubierto una vacuna contra la polio en 1955, esta no llegó a España hasta 10 años después.
En la actualidad, y como consecuencia de la falta de actuación precoz en esos años, en España hay unas 300.000 personas que sufren SPP (Síndrome Post Poleo), también llamado atrofia muscular progresiva postpolio.
Las neuronas motoras espinales que quedaron afectadas en ese momento envejecen prematuramente, alterando la capacidad funcional de la persona y provocando síntomas como fatiga, debilidad muscular progresiva, nuevas atrofias musculares, dolor, problemas respiratorios, alteraciones del sueño e intolerancia al frio.
La poliomielitis se considera una enfermedad del pasado con secuelas estables, y como consecuencia las personas con esta patología solo reciben actuaciones de carácter adaptativo para facilitar su día a día (muletas, corsés, férulas, silla de ruedas…). No existen ni fármacos ni terapias que tengan en cuenta esta tipología de situación. Pero las secuelas motoras que padecen reducen sus capacidades funcionales hasta afectar a todas las actividades de la vida cotidiana.
Las técnicas de Activación Neuromuscular tienen como objetivo principal determinar si la musculatura específica que controla cada movimiento recibe una apropiada entrada eléctrica des del Sistema Nervioso Central. Información necesaria para poder llevar a cabo la función de contracción del musculo, gracias al cual se genera el movimiento.
Por esa razón en personas afectadas por SPP, la activación neuromuscular puede ser de gran ayuda.
Toda musculatura que no tenga entrada eléctrica, debido la alteración nerviosa propia de la patología, no tendrá carácter reversible. Pero la activación nos permite discriminar la musculatura que, si tiene entrada eléctrica y nos ofrece la oportunidad de poder estimularla de forma específica, dotando al cuerpo de más recursos.
En esta tipología de patologías donde la afectación motora es muy significativa, es imprescindible dotar al cuerpo de todos los recursos posibles para que pueda soportar todas las fuerzas (estrés físico) al que nos vemos sometidos a lo largo del día.
Son cuerpos con carencias musculares importantes (sobre todo en la extremidad inferior), donde necesariamente el cerebro necesita compensar, es decir, pedir ayuda a otros músculos (sin afectación) para que ejecuten su función y asuman, a más a más, la función de aquellos que no podrán participar en ninguna circunstancia.
A través de la Activación podremos mejorar la conexión nerviosa del sistema muscular facilitando que el cuerpo disponga de más recursos para afrontar su día, frenando la degeneración muscular y articular temprana, y disminuyendo el dolor asociado a las compensaciones.
En ocasiones los profesionales querríamos que nuestras técnicas fuesen infalibles y que pudieran hacer desaparecer todas aquellas afectaciones que nos limitan en alguna medida. Pero no siempre eso es posible.
En este caso, cada vez que tengo la oportunidad de tratar a alguien con Poliomielitis, el objetivo es claro. Hacer que el cuerpo recupere como más recursos mejor, desando que la persona que ha confiado en mí tenga la mejor calidad de vida posible.